Piraguas y Leyendas para el Solsticio de Verano
El verano nos atrae durante todo el año con la promesa de refrescantes baños en la Playa del Lago de Arroyo de Carboneras, riquísimos helados y tardes de relax a la sombra. Para quienes viven en el hemisferio norte, la estación oficial de verano empieza el 20 o 21 de junio, dependiendo de dónde vivas, con la llegada del solsticio de verano.
¿Qué haremos?
Saldremos en piragua a la caída de la tarde para disfrutar de un paseo en nuestro embalse, y contaremos algunas de las historias de la Noche de San Juan, que tiene origen en la fiesta pagana de la celebración del solsticio.
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Todo el mundo sabe que durante la noche más mágica del año, la frontera entre la realidad y la ficción se hace infinitamente más corta, y ocurren fenómenos mágicos ocasionados por las Meigas, los Trasgos, los Duendes y las Hadas.
En esta noche se conmemora el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Más que nunca, el sol se resistirá a marcharse. Serán las diez de la noche y todavía habrá una tenue claridad. El fuego es el elemento principal, símbolo de purificación. Pedir un deseo, que una nueva relación amorosa florezca o se fortalezca y alejar los malos augurios son muchos de los rituales que se realizan.
El solsticio de verano es motivo de antiguas celebraciones
El solsticio de verano ha sido reconocido y celebrado por muchas culturas a lo largo y ancho del mundo.
Los antiguos egipcios, por ejemplo, construyeron las grandes pirámides de forma que el Sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides en el solsticio de verano.
El monumento de Stonehenge en Reino Unido, ha sido asociado con los solsticios de verano e invierno durante más de 5.000 años. Los observadores en el centro de estas piedras pueden contemplar el amanecer del solsticio de verano sobre Heel Stone, que se encuentra justo en el exterior del círculo principal de Stonehenge.
Pero, ¿qué es exactamente el solsticio?
Es el resultado de la inclinación del eje norte-sur de la tierra 23,4 grados hacia el Sol. Esta inclinación hace que cantidades diferentes de luz solar alcancen diferentes regiones del planeta durante la órbita de la Tierra en torno al Sol.
En el solsticio de junio, el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol que durante cualquier otro día del año.
Esto significa que en el solsticio de junio, el hemisferio norte vive el día más largo y la noche más corta del año. En el hemisferio sur ocurre lo opuesto: junio trae el solsticio de invierno y el día más corto del año.