La Berrea en la Vega del Montoro
Día 24 de septiembre. Ruta seminocturna. Después del caluroso verano, al refrescar los días, podemos disfrutar un año mas, de uno de los mayores espectáculos del Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona: La Berrea del Ciervo.
En esta ruta seguimos los primeros pasos del río Montoro, un trayecto con pocos desniveles donde predominan bosques de quejigos y encinas.
Realizaremos una merienda cena a base de lo que cada uno crea oportuno llevar y plantaremos nuestros equipos de observación terrestre para disfrutar al atardecer de la berrea.
Lugar de Salida: Desvío minas del Horcajo Carretera N420 km
Hora de inicio: 18:00 H.
Transporte en coches propios.
Distancia: 10 km
Dificultad: Baja
PRECIO: 10 € (ANDARRIOS 8 €)
Incluye: Guías, material de observación, Seguros de RC y Accidentes.
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Curiosidades del Ciervo ibérico durante la berrea
Se conoce comúnmente como berrea al periodo de celo del ciervo debido al sonido gutural que emiten los machos.
Este período se inicia a comienzos del otoño boreal, normalmente a finales de septiembre.2 Los machos se encuentran en su máximo esplendor al comenzar la temporada, e intentan adueñarse de un territorio.
Las demostraciones de poder de los machos incluyen los berreos y luchas rituales, en las que utilizan su cornamenta. Los territorios preferidos son en los que las hembras deban beber o alimentarse. Los machos ganadores reúnen harenes de hasta 50 hembras. Normalmente después de un par de intentos, el macho monta a la hembra por breves momentos durando el coito. De no haber fecundación, la hembra vuelve a ovular luego de unos 18 días. La gestación dura unos 235 días, tras la cual nace un único cervatillo. Las astas, la principal arma del macho, caen en marzo, y vuelven a crecer, proceso que se repite anualmente.se identifica con un estímulo de la reproducción.
Los berridos pronto son sustituidos por el ruido, más violento, del entrechocar de las astas. Pero, las peleas son incruentas. Las cuernas golpean y se enredan entre sí, sin llegar a herirse ningún contrario. Tan sólo se limitan a mostrar su fuerza al contrincante, aunque, en ocasiones, acaban exhaustos y, algunas veces, las menos, se quedan enganchados y mueren por no poder separarse.
Entre mediados y últimos de septiembre, los ciervos machos adultos se encuentran en su máximo esplendor. Lucen sus cuernas altivos y orgullosos, a sabiendas de que las hembras se hallan preparadas para concebir. Los machos no sólo braman y pelean en los claveros; también escarban y orinan sobre la tierra, formando un barrillo en el que se revuelcan para delimitar su territorio.
Tras varios días de luchas agotadoras, los machos ganadores cubren a las hembras de sus harenes. Después de ocho meses de gestación, darán a luz, en el mes de mayo, a una sola cría (raramente, dos) denominada cervatillo, quién, nada más nacer, se pondrá en pie con ciertas dificultades y comenzará a mamar. Los cervatillos son miméticos y adoptan diversas posturas con el objeto de pasar desapercibidos durante toda su época infantil. Mamará durante unos cuatro meses y permanecerá junto a la hembra hasta el siguiente parto.
Curiosamente, las cuernas, protagonistas de las luchas de la berrea, es una característica propia de los cérvidos actuales, pues sus antepasados más remotos carecían de la misma. No fue hasta el Plioceno (hace entre 5 y 2 millones de años) cuando aparecieron las cornamentas complejas y ramificadas que conocemos en la actualidad. La consecución de estas astas es un extraño caso evolutivo, ya que los ciervos la pierden y renuevan anualmente, lo que supone un tremendo esfuerzo metabólico. Por qué una vez alcanzada esta magnífica cuerna, el animal no la mantiene a lo largo de su vida sin mudar es un enigma aún sin resolver y, desde el punto de vista energético, constituye un claro despilfarro, cosa poco habitual en el reino animal.
De este modo, a últimos de marzo, el ciervo sufre la pérdida de las astas o desmogue. Pocos días después, comienza a crecer la nueva cuerna, lo que supone un esfuerzo para el ciervo que, durante los cuatro o cinco meses de formación, tiene que asimilar varios kilos de sales cálcicas y fosfóricas. Las cuernas crecen recubiertas de una piel muy vascularizada y sedosa denominada terciopelo o borra.
Desmogue: el alto nivel de testosterona en la sangre hace que el terciopelo se quede sin irrigación sanguínea y, por tanto, muera. Para ayudar su caída, el animal se frota contra los árboles en lo que se conoce como escoda. Liberada de su recubrimiento sedoso, el asta presenta un color blanco al principio, para luego amarronarse. Las cuernas no son su único carácter identificativo, pues suelen marcar sus territorios con glándulas odoríferas, que poseen en los lagrimales del ojo, y con orín, durante el celo.
(Texto: Agencia EFE)
1 Comentario
Magistral información . Gracias